lunes, 16 de noviembre de 2015

Aquí descansa el Huáscar, la tumba de Grau

El periodista Jaime Tipe Sánchez visitó en 1996 el monitor Huáscar. La prensa y los peruanos apenas sabíamos qué era de la nave que comandó Grau. En un nuevo aniversario del combate de Angamos rescatamos la crónica.

¿Eres peruano? Vienes a ver el Huáscar… tu “ex” buque. Hay curiosidad, y cierta burla en el marino chileno que me acompaña hasta la Bahía Concepción. Avancé en silencio recordando lejanas lecciones escolares de historia del Perú.
“Te va sorprender los chico que es”. La advertencia fue común en Santiago durante las gestiones para visitar el legendario monitor, el navío de las hazañas en la Guerra del Pacífico, el lugar donde cayó despedazado Miguel Grau.
En la Base Naval de Talcahuano la pregunta del marino chileno apenas me distrae de ese repaso veloz por las clases básicas de historia.
-Sí, soy peruano. Dije con orgullo.
Caminamos juntos un trecho. El Huáscar estaba sólo a unos metros, pintado de negro, con la cubierta blanca y mástiles amarillos.
Recordamos la advertencia. Es pequeño para estos tiempos, pero sus 67 metros de largo y 11 de ancho, lo convirtieron en un buque temible a fines del siglo pasado. Nadie en ese entonces podría imaginarlo, un siglo después, como inofensivo museo flotante, en la Segunda Zona Naval de Chile.
De martes a domingo -de 9 de la mañana a 6 de la tarde- el monitor es recorrido con admiración en un rito en el que, según la nacionalidad del visitante, se confunde la curiosidad turística, el orgullo chileno y la reverencia silenciosa. El museo fue inaugurado el 8 de octubre de 1952. La idea fue obra del contralmirante Pedro Espina. La nave había permanecido anclada en el arsenal de Talcahuano desde 1930. Ese año fue relevado del servicio oficial como buque madre de la primera flotilla de submarinos chilenos.

Base Naval de Talcahuano donde está anclado el monitor Huáscar.
Era su segundo y definitivo adiós. En 1901 quedó inutilizado durante varios años, a raíz del estallido de una cañería a vapor que provocó la muerte de 14 marinos.
Pese a sus 131 años, su conservación es admirable. Nadie podría detectar o reparar que el Huáscar fue perforado por 76 disparos de cañón en el Combate de Angamos. Los trabajos de conservación en el casco, los camarotes y las salas de máquinas, merecieron un reconocimiento para la armada chilena: el 27 de octubre de 1994 recibieron el premio World Ship Trust.
Una distinción que otorga la institución inglesa a los buques históricos y antiguos que se mantienen en excelente estado.

Todos los meses un equipo de buzos chequea el casco. Los marinos examinan la estructura del monitor y le brindan mantenimiento sofisticado. Un contingente de seis marinos, bajo el mando del comandante Vicente Fontaine y el sargento Pedro Jaque Vera, tiene como misión vigilar el Huáscar.
Con los años se han ido diluyendo las historias de fantasmas, y almas que penan sin descanso sobre la cubierta o en las bodegas del buque. “Eso forma parte del pasado”, dice el sargento Jaque Vera. “Aunque algunas noches siento unas miradas clavadas en mi espalda”.

Cada 8 de octubre, mientras en el Perú se rinde el tradicional homenaje a Miguel Grau y los héroes de Angamos, el monitor es visitado por los futuros suboficiales que juran en su cubierta. Esa fecha es conocida en Chile como el día del Suboficial Mayor.
No hay visos de mezquindad o triunfalismo. En memoria de Grau los chilenos colocan ofrendas florales. A la ceremonia asiste el cónsul peruano.
Pero también hay otras efemérides que se recuerdan aquí. Para el 21 de mayo (fecha del Combate de Iquique, donde falleciera Arturo Prat, el máximo héroe de la marina chilena), se colocan luces en toda la cubierta. Lo mismo ocurre en Fiestas Patrias (18 de setiembre) y en Año Nuevo.

¡Hubo guerra con Perú!

Uno puede visitar el Huáscar por donde quiera. Sin recorrido establecido. La afluencia de público provoca largas colas para ingresar a la Base Naval. La aglomeración es similar para subir a la plataforma flotante que conduce hasta la nave.
En la cubierta blanca, como en todo el recorrido, una grabación desde los altoparlantes recuerda las acciones de guerra, acompañada con marchas militares de fondo.
En distintos puntos de la cubierta tres monolitos señalan el lugar donde perecieron Miguel Grau, Arturo Prat y Manuel Thomson, el comandante del monitor que asumió el mando cuando la nave pasó a manos de Chile.
Algunas manchas rojas en la Torre de Coles indican los impactos recibidos en combate. La torre de mando, donde murió despedazado Grau, luce reconstruida.
Los visitantes hilvanan singulares diálogos en su recorrido. Desde la consabida admiración, hasta la elocuente extrañeza al escuchar que alguna vez Chile y Perú estuvieron enfrentados en una guerra.

-¡Hubo guerra con Perú!, se escandaliza una turista uruguaya.
¡Claro!, responde su acompañante.
-¿Cuándo?
-El siglo pasado.
-¿Por qué?
-Por unas tierras.
-Voy a tener que leer…

La cantidad de visitantes motiva encontrones frecuentes en los pasadizos y deja oír más diálogos.

-¿Papá nosotros ganamos la guerra?
-Claro mi hijo.
-¿Y siempre ganan los buenos?
-Claro, los buenos siempre ganan.
-Quiere decir que los chilenos somos buenos.
-Claro.
-¿Y si un día perdemos?

“Honor y orgullo”

Nadie ha borrado la inscripción que destaca sobre el timón de popa. “El hombre honrado, leal i valiente inspira honor i orgullo a sus compatriotas. El traidor i cobarde es el baldón i deshonra de su patria”.

Así, bajo ese lema, vivieron y murieron los marineros del monitor. Por eso el reconocimiento y respeto de los chilenos.
“Sabemos cuánta sangre y sacrificio hay en este buque -reconoce el sargento Jaque-. Hubo heroísmo peruano y chileno. Eso jamás se puede olvidar”.
En el recorrido por los cinco ambientes principales es evidente el cuidado por mantener la nave en su estado original.
En la cámara general de la tripulación todavía está la mesa original donde se servía alimentos y hasta los ganchos que sostenían las hamacas en las horas de descanso.
La amplitud de esta habitación ha permitido instalar óleos alusivos a diversos combates que sostuvieron peruanos y chilenos en la Guerra del Pacífico. Existen también réplicas a escala del Huáscar y la Esmeralda, nave en la que pereció Prat.
Una de las paredes muestra al mundo las órdenes militares que Grau recibió un 15 de mayo de 1879. La firma don Domingo del Solar.
Hay otro ambiente que corresponde a la Torre de Coles, con sus dos cañones pesados. Las paredes han sido recubiertas con un corcho especial que evita la corrosión y la humedad.

El camarote del héroe, Miguel Grau.
Ahí, en cada combate, dieciséis hombres accionaban la torre, girándola de un lado a otro para lanzarse al ataque.
La antigua caldera, donde se almacenaba carbón, es ahora un altar. Allí se oficia -cada 20 de mayo- una misa en recuerdo de las víctimas del Combate de Iquique.
El retrato de Arturo Prat resalta junto a una cruz. El ambiente está sembrado de óleos de marinos chilenos. Al centro, una vitrina guarda lo que supuestamente fue el pabellón peruano, arriado del mástil del Huáscar luego del Combate de Angamos.
Rumbo a lo que fue el camarote del gran almirante encontramos otro comedor, el de los oficiales, rodeado de sus dormitorios.
La mesa, para 14 personas, el mismo número de camarotes para oficiales que tiene el Huáscar, está pulcramente conservada y es el paso previo a la popa, donde Grau pasó la última noche de su vida.

¿Grau era chato?

El camarote de Grau está siendo reparado. Se ha retirado todas las capas de pintura para recuperar el color original de la madera. El color de la caoba está brotando nuevamente al cabo de un siglo.
El ambiente, clausurado para los turistas, fue abierto para nosotros. Fue un encuentro inesperado, inolvidable y -por qué ocultarlo- emotivo con nuestra historia.
La pieza consta de dos ambientes. Primero está la sala de recepción que era el lugar de reunión con los oficiales. Desde un óleo enorme, colgado en una de las paredes, Grau pareciera prolongar en el tiempo el formidable mando que tenía sobre su nave.


“Comandante peruano Miguel Grau, héroe y caballero que murió en el Combate de Angamos…”, se lee en una placa, colocada allí por los marinos chilenos. Al final de la sala, está su camarote. El ingreso revela un escritorio donde se exhibe, detrás de un vidrio, la carta que Grau envió a la viuda de Prat tras el Combate de Iquique. La muestra de su caballerosidad.

La cama, sorprendentemente pequeña, está cubierta por una colcha azul donde destaca el dibujo de un ancla. Una brújula colgando del techo recuerda que es la habitación del comandante.
¿Tan chico era Grau? O han hecho alguna remodelación del camarote, le preguntamos al diligente Jaque.
“Grau era bajo. No tenía más de un metro 60. Era la contextura de la época”.
Dimos dos paseos más por el Huáscar. Respirando otra vez cada rincón, sintiendo que un episodio clave –doloroso, imborrable y definitivo- de nuestra historia está flotando en Talcahuano.

Publicado en el Suplemento Domingo, Diario La República, 1996.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Los Reinos Aymaras o Reinos Lacustres

UBICACIÓN
Se desarrollaron en la región del Altiplano, que se encuentra en la meseta del Collao, rodeada por la cordillera Oriental y Occidental de los Andes del sur. En medio de esta zona se encuentra el lago titicaca que es el centro vital de este lugar.
Al desaparecer la influencia de Tiahuanaco, las diferentes etnias se agruparon y formaron reinos alrededor del lago, entre los años 1000 y 1350 d.C. En el período intermedio tardío la región del Collao estaba dividida en dos mitades o suyos. La primera era denominada Urco suyo, en la zona Oeste del lago titicaca, y correspondía a las tierras altas. La segunda llamada Umasuyo, al este del lago, y corresponde a las tierras bajas. De esta manera, el lago estaba en una zona intermedia y alrededor de él había dieciséis reinos Aymaras, ubicados unos en la región Urcosuyo y otros en la región Umasuyo. Estos reinos, aunque formaron una unidad cultural, tuvieron muchos conflictos entre sí ocasionados por búsqueda de tierras. A partir de los documentos del siglo XVI puede decirse que los reinos más importantes eran el Colla y Lupaca.

Ubicación de los principales pueblos Aymaras
HISTORIA
Como la mayoría de las sociedades prehispánicas de este periodo, existe mayor información etnohistórica que arqueológica, de allí que haya una tendencia hacia la generalización limitante en la descripción de las sociedades andinas prehispánicas. Sin embargo, los collas y los lupaqas, de alguna manera, han sido objeto de estudios interdisciplinarios. Hatunqolla –intensamente investigada por C. Julien– fue el asiento principal de los collas, o quizás su capital, como lo sugieren algunos investigadores, y Chucuito el de los lupaqas. Muy próximo a Hatunqolla se encuentra Sillustani, sitio caracterizado por las más logradas chullpas o construcciones funerarias, de planta circular o cuadrangular, construidas como torres. Hatunqolla y Chucuito habrían sido a la vez núcleos que encabezaron otros centros menores construidos con fortificaciones dentro y fuera de la cuenca del altiplano.
Durante el Período Intermedio Tardío, la región altiplánica estuvo densamente poblada por pequeñas etnias representadas por entidades políticas de cierta complejidad, conocidas como “reynos lacustres” o “reynos y señoríos aymaras”. Estas entidades fueron posteriormente incorporadas por los inkas. En realidad, se trata de una región, quizás la única, donde la heterogeneidad étnica es bastante grande, aunque se reconoce a collas, lupaqas y pacajes como las etnias más importantes ubicadas en el entorno del lago Titicaca, en el territorio llamado Urcusuyu. El lado oriental se llamaba Umasuyu. Otros grupos ocuparon territorios desde Canchis y Canas por el norte hasta Potosí por el sur, aunque estas representaciones étnicas podrían ser el resultado del posterior ordenamiento inka de la región. Merece destacarse el predominio lingüístico en la región de las lenguas aymara y puquina. Los aymaras vendrían a ser los antiguos tiwanakus del Horizonte Medio.


Control de pisos ecológicos
IDIOMA
La lengua mayoritaria en la era el altiplano del Collao el aimara o Haque aru. La lengua aimara es una de la más antigua del continente americano y tratándose del Perú, es la que constituye su imprimación estrato lingüístico. Es una lengua agraria que revela que el pueblo de la del habla que ha sido y es un pueblo agricultor y ganadero por sus numerosos términos referidos con el laboreo de las chacras y al pastoreo de los rebaños.
"La lengua aimara por carecer de escritura en sí, ha venido transmitiendo en forma espontánea de generación en generación durante milenios, exclusivamente por la vía oral, responde a la clasificación de aglutinantes, desinencial, onomatopéyica polisintética y para los aborígenes aimaras no es solo un medio de comunicación, sino de identificación. Los que hablan aimara pertenecen a su etnia porque demuestran que tienen la misma sangre, los mismos sentimientos e idénticos pensamientos que todos los aimaras. El aimara ha evolucionado en milenios ha pasado mezclarse con lenguas de diferente origen, siendo por esto una lengua regular (...). Al darse la invasión española, la lengua aimara era hablada en los actuales departamentos bolivianos de la Paz, Oruro y potosí, en chile, en el altiplano de isluya y departamento de Tarapacá y Arica (...) Perú, Bolivia, chile y Argentina. Desde entonces, se ha truncado su desarrollo mezclándose autónoma con el castellano que ha impedido enriquecer su vocabulario”. (Francisco Deza Galindo-1992)

Pastoreo Aymara
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
La economía de los Aymara se basó en la ganadería y en los cultivos de altura. En la ganadería criaban llamas y alpacas. Estos camélidos proporcionaban carne, lana y abono, además de ser un excelente transporte. Cultivaron papa, quinua, coca, oca, olluco y cañigua por medio de técnicas muy ingeniosas. abono, además de ser técnicas muy ingeniosas. Estas técnicas fueron las cochas y camellones o waru waru.
Las cochas son depresiones que acumulan agua y lluvia, el agua corre por los surcos regando la zona central, pero evitando el empozamiento y permitiendo la circulación a la siguiente cocha.
La cocha se puede cerrar y convertirse en un estanque, lo que provocan efecto térmico sobre las plantas que permite a éstas sobrevivir al frío de las noches.
Los camellones son surcos de mayor altura y tamaño que las cochas, se construyeron cerca del lago para recuperar las zonas pantanosas y poder cultivarlas.


La economía política de estos señoríos refleja con más precisión la tradición altiplánica del control de pisos ecológicos –que viene desde Pukara y Tiwanaku– de manejar un sistema de agricultura de altura de gramíneas y tubérculos, sobre la base de qochas y camellones, de granos en los valles templados costeños e interandinos, y de aprovechamiento de tierras húmedas en el oriente. 
El pastoreo, la textilería y el intercambio de bienes fueron en realidad la base de la existencia de los pueblos, sin descuidar la producción alfarera. La ganadería de altura manejó, muy especialmente, la economía política de estos señoríos y, al parecer, como sugiere Moseley, la intensificación del pastoreo fue una respuesta a la baja producción agrícola.
Estos señoríos colonizaron tierras en la costa sur meridional, en el oriente boliviano (Cochabamba) y en el noreste de Argentina. Los lupaqa habrían colonizado territorios a manera de enclaves en Arequipa, Moquegua y el este boliviano, como se infiere del estudio realizado por Lumbreras. Similares hechos sucedieron con los collas, quienes también ocuparon valles costeños e interandinos.


SOCIEDADES AYMARAS

Canas y Canchis
Los Canas y los Canchis fueron dos grupos aimaras que habitaron fuera de la meseta del Collao, al norte del nudo de Vilcanota, en las nacientes de los ríos Vilcanota y la actual provincia de Espinar. Antes de la conquista por el Imperio Inca eran aliados de éstos y participaron como soldados mercenarios en la invasión de Andahuaylas apoyando a los incas a cambio de botines de guerra.

Collas
En el caso de los collas destacan arqueológicamente los de Hatuncolla, estudiados intensamente por Catherine Julián, describiendo al principal sitio colla como su posible capital; además de estar asociado con el complejo chullpas de Sillustani, situado a poca distancia de Hatuncolla.

Lupacas
Los lupacas (lupaqa) fueron un grupo étnico que habitaron la ciudad aimará que habitó la rivera suroeste del lago Titicaca. Tuvieron siete subdivisiones que fueron: Chucuito -la capital-, Ácora, Ilave, Yunguyo, Pomata, Zepita y Juli. Cada subdivisión a su vez se dividía en dos «saya» (a excepción de Juli que tuvo tres «saya»). Cada «saya» estuvo compuesta por varios «hatha», que era la palabra aymara para designar los «ayllus».
En la costa del Océano Pacífico contigua al Collao, poseyeron tierras distribuidas entre los valles de los ríos Moquegua, Locumba, Sama, Caplina, Lluta, Azapa y Camarones y los datos etnohistóricos los ubicán también en los valles templados de Chicanoma y Capinota (ambos en la región de los valles interandinos de Bolivia) destinados mayormente al cultivo de cocales.
Sobre las tierras en la vertiente del Pacífico, los Lupaqa no tuvieron un control absoluto sobre los valles, sino mas bien poseían porciones de tierra de forma discontinua a la que el etnohistoriador John Murra denominó «islas ecológicas», que eran trabajadas por los «hatha» provenientes de los centros poblados Lupaqas en el altiplano y que tenían la finalidad de producir cultivos de diversas regiones ecológicas para complementar su alimentación. Estos valles de la costa del Pacífico, en realidad también tenían «islas ecológicas» de otros reinos aymaras del altiplano como los Collas o los Pacajes (que en el altiplano se ubicaban al norte y al sur de los Lupaqas, respectivamente).

Pacajes
Los Pacajes o Pacaza fueron un grupo aymara que habitó el territorio situado al sureste del lago Titicaca. Su capital fue la ciudad de Caquiaviri y estuvieron divididos en dos grupos denominadas «omasuyu» y «urcusuyu». Se extendían por el sur hasta Sica Sica y Umala, en donde iniciaban los territorios de los señoríos «Caranga» y «Sora»; por el noreste hasta la península de Achacachi, en donde iniciaba el territorio Colla y por el noroeste hasta la naciente del río Desaguadero en el Titicaca, donde iniciaba el territorio Lupaca. Los registros etnohistóricos dan cuenta que poseían territorios en Calamarca y Larecaja y varios cultivos de cocales en las yungas. Por la costa, existen evidencias arqueológicas Pacajes en las cuencas de los ríos Caplina, Lluta y Azapa.
Los vestigios arqueológicos Pacajes mejor conservados son varios grupos de chullpares repartidos tanto en el altiplano como en las colonias en tierras de menor altura. Las chullpas Pacajes eran muy variadas, existiendo chullpares de barro con revestimiento de colores y en otros casos chullpas de piedra de base cuadrada, rectangular o circular. Los estudios en la «chullpa grande de Pirapi Chico» ubicada en Achiri la fechan en tiempos preincaicos pero presenta un etilo constructivo incaico, ésta particularidad también se da en la chullpa «Chosi Kani» de Anantuco y de la Fortaleza de Jachaphasa fechada entre el 1323 y 1428, antes de la conquista incaica en los Pacajes.

Chullpas
POLÍTICA
La dualidad era un concepto presente en la organización del espacio, de la sociedad y de la política. La visita de Garci Diez de San Miguel (1567) habla de los gobernantes lupaqas paralelos, llamados Cari y Cusi, quienes eran poseedores de miles de llamas y alpacas, y organizaron políticamente su territorio en Anansaya y Urinsaya.
La política de estos reinos estaba organizada en función de sus centros urbanos cercanos al Lago Titicaca como el Chucuito, Acora, Juli, etc. El gobierno de estos pueblos era de dos líderes. Los reyes Lupaca eran dos conocidos con los nombres de Cari y Cusi. Después de los reyes venia un pequeño grupo de señores de la nobleza.
Al servicio de esta nobleza estaban:

Los Mitani obligados a trabajar cierto número de días al año. Estos Mitani ayamra eran similares a los Mitayos Incas.
Los Yana eran servidores de por vida.
Los Uros son los que se encontraban por debajo de todas las demás clases sociales.

Entre los reinos aymaras dos eran los más importantes: las Collas y los Lupaca. Los Collas tenían como capital a Hutun Colla, y la capital de los Lupaca era Chucuito. Entre estos dos reinos existía una permanente rivalidad desde los principios de su cultura.

COSMOVISIÓN
Los pueblos aymara han tenido diferentes dioses locales que estaban basados en la religión agrícola y la adoración a los muertos. El antiguo dios aymara es Thunupa que es el icono central de la escultura como la puerta de sol, viento, lluvia y granizo.
La diosa Pachamama (la madre tierra) era la productora de los alimentos y pastizales, esta diosa exige sacrificios.

Los dioses locales son los cerros protectores como Auki y Achachilla . Los dioses del mal eran los subterráneos conocidos como Anchanchau o Saxra.

FUENTE: JULIAN Y. SANTILLANA 
"Estados Panandinos Wari y Tiawanaco". 2000

domingo, 8 de noviembre de 2015

Señal de advertencia. "Sendero Luminoso y los perros"

POR LUCERO YRIGOYEN M.Q

Una mañana el centro de Lima amaneció con decenas de perros muertos colgados en los postes. Debajo de estos cruelmente asesinados animales había letreros que decían “Teng Siao Ping, Hijo de Perra.” Pero, qué significaba esta terrible “tarjeta de presentación”.
Finales de 1980. Las calles del centro de Lima amanecieron con decenas de perros muertos colgados en los postes con carteles que decían “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”. Fue el inicio de una década de terror, las noticias sobre matanzas y bombas no pararon de ser portada de los principales diarios del país. Quienes vivimos esa época sabemos muy bien los peligros que era movilizarse normalmente en las calles como hoy lo hacemos normalmente. Nuestros padres nos prohibía ir a sitios concurridos como centros comerciales o cines. No podíamos viajar a provincias como ahora lo hacen los jóvenes estudiantes. Nuestras casas tenían en las ventanas cintas adhesivas cruzadas para evitar que se nos incrustan afilados pedazos de vidrio en caso de un bombazo. Las velas eran nuestra salvación para terminar las tareas o estudiar y las baterías eran indispensables para escuchar por Radio Programas donde había sido el atentado. Las salidas nocturnas eran con horas limitadas por los famosos toques de queda y en caso de emergencia teníamos que flamear un pañuelo blanco para evitar que algún tanque militar nos confundiera y nos disparase. Una realidad que cuando la escuchan quienes no lo vivieron lo comparan con una guerra y sí que lo fue por una década.

¿Qué significaba el mensaje?
Pero volvamos al tema. Qué significó el mensaje de Sendero Luminoso “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”. Pues fue un anuncio de guerra que utilizó cruelmente a los perros para llamar la atención de la ciudadanía y de la prensa nacional e internacional. Demostrar tanta crudeza significaba que, pese a cualquier ideología, sus intenciones incluían derramar sangre, no solo de perros, sino de cualquiera que tratase de frenarlos.
Quién fue Teng Siao Ping. En China, cuando en 1976 muere Mao, Teng Siao Ping fue quien asumió la presidencia. El gobierno de Mao era considerado por excesos de la “Gran Revolución Cultural del Proletariado” (1966-1977) y Teng Siao Ping buscó poner fin al pensamiento marxista chino y abrir paso nuevamente a la ideología capitalista. Teng Siao Ping fue el ideólogo en este golpe de Estado que buscaba resaltar los beneficios del capitalismo y promotor de nuevas orientaciones a la economía China. El nuevo mandatario fue el encargado de tomar el nuevo poder y poner en práctica las importantes reformas económicas para nuevamente insertar a China en la economía mundial. Con esto, Teng Siao Ping, se apartó por lo tanto de las bases de la economía comunista de Mao, pero nunca renunció a su rol en el Partido Comunista en los demás aspectos políticos. Incluso sustituyó la “lucha de clases” por la “modernización socialista”.
Abrir económicamente a China ante el mundo trajo rápidamente buenos resultados al país. Los chinos fueron teniendo mejores niveles de vida y la inflación del país bajo. Además, se incremento la producción agrícola.

Un comunista- capitalista
Para los seguidores de Mao, Teng Siao Ping se convirtió en un traidor. Un comunista que había traicionado el modelo económico que debía respetarse. El éxito económico del nuevo modelo los enojaría cada vez más. Si bien había mejoras en la calidad de vida de los chinos, estas iban en contra de la “Gran Revolución Cultural del Proletariado.”
Es por esta razón, que al colgar a perros con la frase “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”, con perros muertos colgados en postes, significó anunciar que Sendero Luminoso quería llegar al poder para impulsar su “Gran Revolución Cultural del Proletariado”, con una economía comunista cerrada totalmente al mundo. Su fin era llegar al poder por la fuerza, sin importarle nada ni nadie y que mejor tarjeta de presentación que “adornando” las calles con crueldad.
Para Sendero Luminoso, los perros, fueron sus primeras víctimas sacrificadas y colgadas, con las que buscaron intimidar a la población limeña. Una señal que el terrorismo ya no era caso aislado en provincias, sino que ya estaban cerca, tan cerca como en el centro de nuestra Lima, a vista de cualquier transeúnte.

Perros muertos para los soplones
Esa no fue la única vez que Sendero Luminoso utilizó a los perros como señal de alerta e intimidación. Para ellos todos los soplones que avisaran sobre su ubicación o planes deberían ser asesinados cruelmente.
Cuando se enteraban que alguien daba información sobre ellos los senderistas alertaban al infidente colgando un perro muerto cerca de su casa. Era señal que había un sentenciado. Señal que alguien iba a morir y de la manera más sanguinaria. Pero, por qué anunciar lo que pensaban ejecutar. Sencillamente, utilizaron también a los perros muertos para crear pánico y alertar al resto de los vecinos que ellos sabían más de lo que se pensaba. Manipulaban la angustia del pueblo y su mejor arma para desestabilizar a nuestra sociedad fue el pánico. Recordemos que terrorismo viene de la palabra terror.

Publicado en Semanario Siete el 9 de septiembre de 2012

Perros colgados en Lima: Una señal de advertencia de Sendero Luminoso
Llegada del terrorismo al Lima: decenas de perros colgados en los postes de luz de Lima


Señal de advertencia. "Sendero Luminoso y los perros"

POR LUCERO YRIGOYEN M.Q

Una mañana el centro de Lima amaneció con decenas de perros muertos colgados en los postes. Debajo de estos cruelmente asesinados animales había letreros que decían “Teng Siao Ping, Hijo de Perra.” Pero, qué significaba esta terrible “tarjeta de presentación”.
Finales de 1980. Las calles del centro de Lima amanecieron con decenas de perros muertos colgados en los postes con carteles que decían “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”. Fue el inicio de una década de terror, las noticias sobre matanzas y bombas no pararon de ser portada de los principales diarios del país. Quienes vivimos esa época sabemos muy bien los peligros que era movilizarse normalmente en las calles como hoy lo hacemos normalmente. Nuestros padres nos prohibía ir a sitios concurridos como centros comerciales o cines. No podíamos viajar a provincias como ahora lo hacen los jóvenes estudiantes. Nuestras casas tenían en las ventanas cintas adhesivas cruzadas para evitar que se nos incrustan afilados pedazos de vidrio en caso de un bombazo. Las velas eran nuestra salvación para terminar las tareas o estudiar y las baterías eran indispensables para escuchar por Radio Programas donde había sido el atentado. Las salidas nocturnas eran con horas limitadas por los famosos toques de queda y en caso de emergencia teníamos que flamear un pañuelo blanco para evitar que algún tanque militar nos confundiera y nos disparase. Una realidad que cuando la escuchan quienes no lo vivieron lo comparan con una guerra y sí que lo fue por una década.

¿Qué significaba el mensaje?
Pero volvamos al tema. Qué significó el mensaje de Sendero Luminoso “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”. Pues fue un anuncio de guerra que utilizó cruelmente a los perros para llamar la atención de la ciudadanía y de la prensa nacional e internacional. Demostrar tanta crudeza significaba que, pese a cualquier ideología, sus intenciones incluían derramar sangre, no solo de perros, sino de cualquiera que tratase de frenarlos.
Quién fue Teng Siao Ping. En China, cuando en 1976 muere Mao, Teng Siao Ping fue quien asumió la presidencia. El gobierno de Mao era considerado por excesos de la “Gran Revolución Cultural del Proletariado” (1966-1977) y Teng Siao Ping buscó poner fin al pensamiento marxista chino y abrir paso nuevamente a la ideología capitalista. Teng Siao Ping fue el ideólogo en este golpe de Estado que buscaba resaltar los beneficios del capitalismo y promotor de nuevas orientaciones a la economía China. El nuevo mandatario fue el encargado de tomar el nuevo poder y poner en práctica las importantes reformas económicas para nuevamente insertar a China en la economía mundial. Con esto, Teng Siao Ping, se apartó por lo tanto de las bases de la economía comunista de Mao, pero nunca renunció a su rol en el Partido Comunista en los demás aspectos políticos. Incluso sustituyó la “lucha de clases” por la “modernización socialista”.
Abrir económicamente a China ante el mundo trajo rápidamente buenos resultados al país. Los chinos fueron teniendo mejores niveles de vida y la inflación del país bajo. Además, se incremento la producción agrícola.

Un comunista- capitalista
Para los seguidores de Mao, Teng Siao Ping se convirtió en un traidor. Un comunista que había traicionado el modelo económico que debía respetarse. El éxito económico del nuevo modelo los enojaría cada vez más. Si bien había mejoras en la calidad de vida de los chinos, estas iban en contra de la “Gran Revolución Cultural del Proletariado.”
Es por esta razón, que al colgar a perros con la frase “Teng Siao Ping, Hijo de Perra”, con perros muertos colgados en postes, significó anunciar que Sendero Luminoso quería llegar al poder para impulsar su “Gran Revolución Cultural del Proletariado”, con una economía comunista cerrada totalmente al mundo. Su fin era llegar al poder por la fuerza, sin importarle nada ni nadie y que mejor tarjeta de presentación que “adornando” las calles con crueldad.
Para Sendero Luminoso, los perros, fueron sus primeras víctimas sacrificadas y colgadas, con las que buscaron intimidar a la población limeña. Una señal que el terrorismo ya no era caso aislado en provincias, sino que ya estaban cerca, tan cerca como en el centro de nuestra Lima, a vista de cualquier transeúnte.

Perros muertos para los soplones
Esa no fue la única vez que Sendero Luminoso utilizó a los perros como señal de alerta e intimidación. Para ellos todos los soplones que avisaran sobre su ubicación o planes deberían ser asesinados cruelmente.
Cuando se enteraban que alguien daba información sobre ellos los senderistas alertaban al infidente colgando un perro muerto cerca de su casa. Era señal que había un sentenciado. Señal que alguien iba a morir y de la manera más sanguinaria. Pero, por qué anunciar lo que pensaban ejecutar. Sencillamente, utilizaron también a los perros muertos para crear pánico y alertar al resto de los vecinos que ellos sabían más de lo que se pensaba. Manipulaban la angustia del pueblo y su mejor arma para desestabilizar a nuestra sociedad fue el pánico. Recordemos que terrorismo viene de la palabra terror.

Publicado en Semanario Siete el 9 de septiembre de 2012

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